viernes, 23 de marzo de 2012


EXAMEN DEL ABDOMEN

El objetivo al estudiarlo es tener presente las estructuras que están contenidas en él y la forma de reconocerlas: su ubicación, tamaño y las alteraciones que pueden presentar.

En el abdomen se ubica gran parte del sistema digestivo, incluyendo el tubo digestivo, hígado, vesícula, páncreas; los riñones y estructuras urológicas; las glándulas suprarrenales, el bazo; y en la mujer, su sistema reproductivo, incluyendo ovarios, trompas y útero. Cada una de estas estructuras tiene una ubicación y tamaño, desempeña funciones y es fuente de alteraciones y enfermedades.

Para describir la ubicación de los hallazgos del examen físico, el abdomen se divide en cuatro o en nueve secciones:



División por cuadrantes:


    Cuadrante superior derecho: hígado y vesícula biliar; cabeza del páncreas, parte del riñón derecho, glándula suprarrenal derecha, partes del tubo digestivo (ángulo hepático del colon).
  • Cuadrante superior izquierdo: bazo, lóbulo izquierdo del hígado, cuerpo y cola del páncreas, parte del riñón izquierdo, glándula suprarrenal izquierda, partes del tubo digestivo (ángulo esplénico del colon).
  • Cuadrante inferior derecho: ciego y apéndice; ovario y trompa derecha; polo inferior del riñón y uréter derecho; otras partes del tubo digestivo (colon ascendente), canal inguinal.
  • Cuadrante inferior izquierdo: colon sigmoides y parte del colon descendente; ovario y trompa izquierda; polo inferior del riñón y uréter izquierdo, canal inguinal.





División en nueve regiones:


  • Hipocondrio derecho: lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho, glándula suprarrenal, ángulo hepático del colon.
  • Epigastrio: estómago, duodeno, páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior.
  • Hipocondrio izquierdo: bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior del riñón izquierdo, glándula suprarrenal.
  • Flanco derecho: parte del riñón derecho y del colon ascendente.
  • Región umbilical: porción inferior del duodeno, intestino delgado, aorta, vena cava inferior.
  • Flanco izquierdo: parte del riñón izquierdo y del colon descendente.
  • Región ilíaca derecha: ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal.
  • Región del hipogastrio o suprapúbica: útero, vejiga, colon sigmoides.
  • Región ilíaca izquierda: colon sigmoides, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal.


Examen del abdomen.


Debe efectuarse con una iluminación adecuada y exponiendo el abdomen en forma amplia de modo de efectuar una buena observación, desde la parte baja del tórax hasta las regiones inguinales, pero sin exponer los genitales externos para respetar el pudor del paciente. Este debe estar en decúbito supino y es necesario que relaje al máximo su musculatura abdominal. Para esto conviene que tenga sus brazos a los lados o sobre el pecho, pero en ningún caso hacia arriba; la cabeza sobre una almohada y, eventualmente, las piernas semiflectadas con una almohada bajo las rodillas. El examen habitualmente se efectúa desde el lado derecho, pero conviene tener destrezas para examinar desde ambos lados.


Inspección.





Interesa ver la forma del abdomen, si existen zonas solevantadas bajo las cuales pueda haber un proceso expansivo, los movimientos respiratorios, si existen cicatrices o hernias. También puede ser importante fijarse en la presencia de manchas o lesiones de la piel, en la distribución del vello, o si existe circulación colateral anormal.


Los movimientos respiratorios se aprecian en la parte alta del abdomen. Lo normal es que con la inspiración se produzca un abombamiento de esta zona debido al descenso del diafragma que presiona y empuja las vísceras. En casos de insuficiencia respiratoria o parálisis diafragmática, en vez de un abombamiento puede ocurrir una depresión si el diafragma es arrastrado hacia arriba por la presión negativa que se genera dentro del tórax (respiración paradojal). En la parte alta del abdomen se puede observar, especialmente en personas delgada, un latido transmitido desde la aorta descendente. En hemorragias peritoneales puede aparecer en la región periumbilical una coloración azulada que constituye el signo de Cullen (p.ej.: en embarazo tubario roto). En pancreatitis aguda necrohemorrágicas, con sangramiento hacia el retroperitoneo, puede aparecer una coloración azulada en las regiones lumbares (signo de Grey Turner).


En personas muy delgadas es posible ver movimientos peristálticos de asas intestinales. Esto es más evidente cuando existe una obstrucción intestinal aguda que se asocia a distensión del intestino y aumento del peristaltismo.


El ombligo normalmente es umbilicado o plano. Cuando existe ascitis se puede ver evertido (protruye hacia afuera). Una onfalitis es una inflamación del ombligo que se manifiesta por enrojecimiento y secreción. Si existen hernias (umbilical, inguinal, crural), se hacen más evidentes cuando la persona puja.


A nivel de la línea media del abdomen, por encima del ombligo, puede ocurrir un abombamiento en relación a maniobras de Valsalva (aumento de la presión intraabdominal) por separación de los músculos rectos (diástasis de rectos) y no tiene mayor importancia. En otros casos, puede existir un pequeño defecto o solución de continuidad de los planos más profundos de la pared, en dónde se puede presentar una hernia de la línea alba (o línea blanca)


Algunas masas ubicadas en la pared abdominal se podrían hacer más notorias al solicitar al paciente que ponga la musculatura del abdomen tensa (p.ej.: levantando la cabeza y hombros o intentando sentarse).




La forma del abdomen: puede ser diferente. Esto depende de la edad, de la relación entre el peso y la talla, de la constitución del cuerpo, de lo atleta o sedentaria que sea la persona y de alteraciones que puedan existir: tumores, ascitis, meteorismo (gas aumentado en el intestino). Normalmente tiene una forma redondeada o plana. En personas delgadas y en decúbito dorsal se aprecia un abdomen excavado (escafoide o cóncavo). Si se aprecia abultado se habla de un abdomen globuloso o prominente. Cuando en decúbito supino el abdomen impresiona que se "rebalsa" hacia los lados se le llama en alforjas; si estando de pie, se aprecia un gran pliegue que cuelga del hemiabdomen inferior se llama en delantal.


La presencia de tumores o masas es otra importante observación. El aumento de volumen por un útero grávido es una situación bien conocida. La característica principal es el crecimiento desde el hipogastrio hacia arriba, con una convexidad superior. Algo parecido ocurre con una vejiga distendida que no puede vaciarse (globo vesical). Una gran esplenomegalia podrá dar un abultamiento en el cuadrante superior izquierdo; una hepatomegalia, en el cuadrante superior derecho. Con frecuencia, para detectar estos abultamientos es necesario fijarse bien, contar con una iluminación algo tangencial para que las curvaturas en la superficie del abdomen se dibujen mejor, y solicitar al paciente que respire profundo, de modo que al bajar el diafragma las vísceras protruyan.


Auscultación.





Lo que se trata de auscultar son ruidos que derivan de la movilidad del intestino y posibles soplos vasculares. Se efectúa antes de la percusión y la palpación ya que éstas pueden alterar los ruidos intestinales o ruidos hidroaéreos. La auscultación debe ser metódica y cubrir los distintos cuadrantes del abdomen.


Es necesario familiarizarse con las características de los ruidos normales para poder distinguir cuándo están aumentados y cuándo disminuidos. Como todos los sonidos, se puede distinguir frecuencia, intensidad, tono y timbre. Lo normal es escuchar como clics o gorgoteos regulares, entre 5 a 35 por minuto. Cuando el gorgoteo es prolongado y de tono bajo se habla de borborigmo ("gruñidos gástricos"). En las diarreas los ruidos intestinales o hidroaéreos están aumentados en frecuencia e intensidad.


Cuando el estómago está distendido con líquido porque existe una obstrucción a nivel del píloro o un poco más abajo (síndrome pilórico), o porque se ingirió una gran cantidad de líquido en las horas anteriores, al sacudir al paciente se puede auscultar en la región epigástrica un bazuqueo gástrico que son ruidos de tono alto semejantes a los que se escuchan al agitar un tonel parcialmente lleno de líquido.


Cuando existe una parálisis intestinal (íleo paralítico), desaparece el peristaltismo y con ellos, los ruidos intestinales, y se escucha un silencio abdominal. Para concluir que los ruidos intestinales están ausentes, se debe auscultar unos 3 a 5 minutos. Las asas intestinales se distienden con líquido y aire; si al paciente se le sacude, se auscultan ruidos de sucusión, semejantes al bazuqueo gástrico. Habitualmente se escuchan en todo el abdomen.


En un íleo mecánico, por obstrucción intestinal, los ruidos están aumentados junto con la mayor actividad peristáltica. Se escuchan ruidos de tono alto y en secuencias que aumentan junto con el incremento del dolor de carácter cólico.


Otros ruidos que se pueden auscultar son soplos por flujos turbulentos dentro de las arterias: aorta (en línea media, supraumbilical), renales (paramediano supraumbilical, a cada lado), ilíacas (paramediano infraumbilical, a cada lado), femorales (en las regiones inguinales). Pudieran escucharse mejor con la campana del estetoscopio. En todo enfermo hipertenso se deben buscar soplos que deriven de la estenosis de alguna de las arterias renales; se ausculta en el epigastrio, hacia lateral, y en los ángulos costovertebrales. El escuchar un soplo que ocurre durante la sístole solamente en la proyección de la aorta descendente, las ilíacas o las femorales, no implica necesariamente que exista una estenosis de la arteria; es más específico si el soplo se escucha en la sístole y la diástole.


Palpación.







Se comienza efectuando una palpación superficial mediante la cual se buscan puntos dolorosos y se evalúa si la pared abdominal es depresible. Cuando existe resistencia muscular, puede ser voluntaria o involuntaria. En el primer caso puede deberse a tensión nerviosa, temor a sentir dolor, frío o cosquillas. Es necesario tranquilizar al paciente y solicitarle que se relaje. El examinador debe poner su antebrazo y mano en posición horizontal, y los dedos van examinando ejerciendo una presión suave y uniforme. Se recorre el abdomen en todos sus cuadrantes teniendo presente qué se puede llegar a palpar en cada sector de acuerdo a la anatomía normal. Cuando existe resistencia muscular involuntaria el abdomen se encuentra rígido, poco depresible. La rigidez puede ser difusa (p.ej.: peritonitis generalizada) o localizada (p.ej.: apendicitis aguda contenida). Algunos cuadros neurológicos impiden al paciente relajar bien su abdomen (p.ej.: tétanos, demencia).






Palpación del hígado.





Con la punta de los dedos de la mano derecha, estando el examinado a la derecha del paciente, se va al encuentro del borde inferior del hígado mientras el paciente efectúa una inspiración profunda por la boca. Algunas personas prefieren hacer la misma maniobra pero con los dedos paralelos al reborde costal y otros tratan de engancharlo orientando la mano desde el tórax hacia el abdomen, y arqueando los dedos en el reborde costal. También puede rendir solicitar al paciente que sostenga la respiración después de una inspiración profunda. Otra maniobra que puede ayudar a tener un mejor rendimiento es colocar la mano izquierda bajo la parrilla costal en la parte más baja y presionar hacia arriba tratando de bascular el hígado. La alternativa sería colocar la mano empuñada entre la pared costal y la superficie de la cama formando una cuña. Por último, la información que se ha obtenido mediante la percusión del borde inferior del hígado puede orientar la palpación.


Los dedos deben partir en búsqueda del borde hepático alejados del reborde y al encontrarlo, deben dejar que la superficie del hígado se deslice bajo ellos. La palpación se comienza en la línea medioclavicular y se va repitiendo hacia el epigastrio o más allá si el lóbulo izquierdo está hipertrofiado. Esto permite identificar las características del borde del hígado y de su superficie, y la consistencia del tejido.


Es muy frecuente que el borde inferior del hígado no se logre palpar. Si se palpa, debe ser firme, liso uniformemente y no doloroso. En algunas enfermedades estas características cambian. En la cirrosis hepática el borde es más cortante, la consistencia dura y la superficie podría encontrarse nodular. En un tumor hepático, se puede encontrar un nódulo duro, y es frecuente que se dé en el contexto de un hígado cirrótico. Un hígado congestivo por insuficiencia hepática es de borde romo, puede ser algo sensible, y la consistencia firme. En una hepatitis aguda infecciosa el hígado está algo crecido y puede ser sensible al palparlo. Ocasionalmente se palpa un lóbulo derecho del hígado que desciende hasta la cresta ilíaca y que es una variante anatómica sin mayor importancia (lóbulo de Riedel).


Vesícula biliar.





Normalmente no se palpa. Se localiza por debajo del borde hepático, a la altura del borde lateral de músculo recto abdominal. Cuando se inflama (colecistitis), al tratar de palparla se produce dolor al presionar es ese sitio al final de una inspiración (signo de Murphy). Podría palparse una masa de bordes poco precisos por confluencia de tejidos vecinos como el epiplón (plastrón vesicular). La impactación de un cálculo biliar en el conducto cístico puede llevar a una vesícula palpable (hidrops vesicular). La palpación de una vesícula que no duele en un paciente ictérico mayor de 50 años hace plantear el diagnóstico de un cáncer que obstruye el colédoco o la ampolla de Vater (signo de Courvoisier). Una masa dura en relación al borde hepático puede tener relación con un tumor canceroso de la vesícula o del hígado.


Bazo.








Solamente el polo inferior es palpable. Se examina con la mano derecha, estando el paciente en decúbito supino y el examinador a su derecha. Normalmente, en los adultos no se logra palpar, aunque existen excepciones. Si es palpable, significa que está aumentado de volumen en la mayoría de los casos. Crece hacia abajo y adelante. Los dedos de la mano que examina se dirigen hacia el hipocondrio izquierdo, y van al encuentro del polo inferior del bazo mientras el paciente efectúa una inspiración profunda por la boca. Conviene no partir muy cerca del borde costal ya que un bazo grande podría escaparse. Algunas personas prefieren además apoyar la mano izquierda bajo la parrilla costal y presionar hacia adelante tratando de hacer el bazo más prominente.


Se debe identificar el tamaño y la consistencia del bazo. Cuando está crecido como respuesta a una infección (p.ej.: fiebre tifoidea, endocarditis bacteriana) es de consistencia blanda. En procesos infiltrativos como en un linfoma, la consistencia es mayor. En ocasiones alcanza un gran tamaño (p.ej.: leucemia mieloide crónica). Una causa frecuente de esplenomegalia es por hipertensión portal en el curso de una cirrosis hepática. Las hemólisis crónicas también dan esplenomegalia.


Otra posición usada para palpar el polo inferior del bazo es un decúbito lateral derecho, con las piernas semiflectadas de modo de relajar la musculatura abdominal. El examinador se coloca detrás del paciente para palpar el hipocondrio izquierdo con sus dedos en garra (posición de Schuster).


Riñones.







Generalmente no son palpables. Se ubican en la parte más posterior del abdomen, retroperitoneal. En su parte superior quedan protegidos por las costillas flotantes. El derecho es un poco más bajo que el izquierdo y su polo inferior tiene más posibilidades de ser palpable. Existen alteraciones renales en las que están más grandes y se logran palpar con más facilidad: hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal. Una ap0ptosis renal también facilita lo mismo.


Cuando se palpa con las dos manos, una por delante y otra por atrás, ayuda a fundamentar que se trata de un riñón si se percibe contacto lumbar, o sea, el empuje que se ejerce desde atrás se transmite hacia adelante.


Para palpar el riñón derecho estando el paciente en decúbito supino y el examinador en el lado derecho, se coloca la mano izquierda a nivel de la región lumbar, inmediatamente por debajo de las costillas, y la derecha, sobre el flanco, lateral al borde del músculo recto abdominal. Se ejerce presión logrando un efecto de "sándwich". Una maniobra que puede aumentar la posibilidad de palpar el polo inferior es pedir al paciente que inspire profundo por la boca y en ese momento el examinador trata de "atrapar" el riñón con sus manos, al descender; en la espiración libera la presión y el riñón se debiera "escapar".


Para palpar el riñón izquierdo desde el lado derecho del paciente, es necesario colocar la mano izquierda en la fosa lumbar izquierda del paciente, quedando con posibilidad de empujar hacia adelante, y con la mano derecha se palpa en el flanco. La otra forma es ubicándose el examinador en el lado izquierdo del paciente para examinar en forma parecida a lo que se hizo con el riñón derecho. En este caso, la mano derecha del examinador se ubica en la fosa lumbar y la izquierda palpa por el flanco.


Aorta.


Es posible palpar en personas de contextura delgada. Es frecuente sentir en la región del epigastrio un latido transmitido de la aorta. En mayores de 50 años es importante tener una mayor preocupación por evaluar su diámetro ya que con la edad es más frecuente encontrar dilataciones aneurismáticas. Para evaluar este aspecto se usan las dos manos puestas en el epigastrio a cada lado de la línea media, o ligeramente hacia la izquierda. El diámetro normal, sin contar con la contribución de la pared abdominal, no supera los 3 cm (promedio 2,5 cm). Si se sospecha un aneurisma, conviene evaluar al paciente con una ecotomografía




Percusión.





Normalmente al percutir el abdomen se escuchan ruidos sonoros que reflejan el contenido de aire en el tubo digestivo.


Frente a un abdomen distendido, la percusión puede ayudar a diferenciar si la distensión es por acumulación de gas (meteorismo), líquido en el peritoneo (ascitis), o un aumento de volumen anormal (tumor, globo vesical, útero miomatoso, etc.).


Si el problema es acumulación de gas, se escucha una hipersonoridad o un timpanismo.


Si se trata de ascitis, al percutir el abdomen estando el paciente está decúbito supino, se delimita un área central de sonoridad normal, rodeada por una zona periférica en los flancos e hipogastrio de sonoridad mate, con una concavidad superior a nivel del hipogastrio. Como el líquido de la ascitis se desplaza con los cambios de posición, se percute también el abdomen poniendo al paciente primero en un decúbito semilateral y luego en el otro. El líquido se desplaza hacia el nivel más bajo. Con la percusión se delimita el cambio entre el sonido claro y el sonido mate que ocurre en los flancos. Se deja una marca con un lápiz, que se pueda borrar. Al mirar las marcas que se efectuaron en los flancos en cada decúbito, se puede encontrar una matidez desplazable, que si es de más de 4 cm, sugiere la presencia de ascitis. En un cuadro de íleo paralítico, en que se acumula líquido en las asas intestinales, también se puede encontrar matidez desplazable. En este caso, se deben considerar otros aspectos clínicos para hacer un diagnóstico diferencial.


Un signo que se ha usado para identificar si un paciente tiene ascitis es el signo de la ola que consiste en dar unos golpes en un hemiabdomen y ver si se reflejan ondas hacia el otro hemiabdomen (tal como ocurre al lanzar una piedra en una laguna quieta que genera ondas que migran hacia la periferia). Para evitar que las ondas que se propagan se deban a un efecto del tejido adiposo de la pared abdominal, se coloca una mano de canto en la línea media del abdomen. No es un signo confiable ya que tiene falsos positivos y falsos negativos.


Si el problema es un útero aumentado de volumen o una vejiga distendida (globo vesical), se encuentra una matidez en el hipogastrio que tiene una convexidad de sonoridad clara superior.


En el epigastrio y la parte medial del hipocondrio izquierdo se encuentra habitualmente una zona de mayor sonoridad que corresponde a aire contenido en el estómago. Esto se acentúa después de ingerir una bebida gaseosa, en que se percute timpanismo por la distensión del estómago.


En el examen del hígado, la percusión se utiliza para precisar el límite superior, por la cara anterior: se percute desde el 3er espacio intercostal a nivel de la línea medioclavicular y se va descendiendo; el nivel en que el sonido para de claro a mate corresponde al hígado. Habitualmente se ubica en el 5º a 7º espacio intercostal. Debe recordarse que este nivel puede cambiar según el paciente esté en inspiración o en espiración. Para delimitar el borde inferior del hígado se utiliza predominantemente la palpación, aunque también se puede usar la percusión. En este caso, se comienza percutiendo más abajo del reborde costal y se va subiendo por la línea medioclavicular hasta encontrar el nivel de transición entre un ruido sonoro y uno mate. Si se ha efectuado una marca entre el límite superior e inferior del hígado, se tiene la proyección hepática que normalmente es de 6 cm a 12 cm. Valores mayores a 12 cm sugieren una hepatomegalia. Ocasionalmente no se encuentra la matidez hepática por la interposición de una asa del colon entre el hígado y la pared torácica o porque existe un neumoperitoneo (p.ej.: úlcera duodenal perforada). Al delimitar el borde inferior del hígado con la percusión, se facilita la palpación posterior. Con la inspiración profunda, el hígado baja unos 2 a 4 cm. Estos cambios de la posición del hígado con la respiración deben ser considerados al estudiar la proyección hepática de modo de hacer la medición ya sea en inspiración o en espiración.


El bazo también se explora mediante la percusión. Se encuentra en una posición oblicua a nivel subcostal en el hemitórax izquierdo, por detrás de la línea medioaxilar. Se percute estando el paciente en decúbito supino tratando de encontrar una pequeña área de matidez esplénica que puede estar entre la 6ª y la 10ª costilla, y que en condiciones normales no sobrepasa la línea axilar media. Si la matidez se extiende más allá de la línea axilar anterior, existiría esplenomegalia. Posteriormente el examen debe complementarse con la palpación del polo inferior del bazo.


Tacto rectal.













El tacto rectal debe ser considerado como parte del examen del abdomen ya que puede aportar información valiosa.


Se puede efectuar con el paciente en distintas posiciones: (a) en decúbito lateral, habitualmente sobre el lado izquierdo, con ambas piernas flectadas a nivel de las caderas y rodillas, o con la extremidad de más abajo extendida y la de más arriba semiflectada (posición de Sims); (b) estando el paciente en decúbito dorsal con ambas extremidades inferiores flectadas y separadas; (c) estando el paciente en decúbito ventral sobre una mesa ginecológica, o de pie, pero flectado hacia adelante, apoyando sus manos sobre la camilla, o en una posición genupectoral en la que se apoya sobre las rodillas y codos. Cualquiera sea la posición elegida, se debe respetar el pudor del paciente.


En la inspección de la región anal se aprecia el aspecto de la piel, si existe humedad, o si se ven hemorroides externos, fisuras, orificios fistulosos, u otras lesiones (papilomas, condilomas, etc.). Podría ser conveniente disponer de una linterna para tener una mejor iluminación. Ante la sospecha de un prolapso rectal se le solicita al paciente que puje. También podrían protruir pólipos o hemorroides internos.


Luego se efectúa la palpación colocándose un guante desechable y lubricando el dedo índice con vaselina, dejando en la punta un poco más. Con el dedo enguantado y con vaselina se lubrica un poco el orificio externo del ano y se introduce el dedo con cuidado de modo de desencadenar un mínimo de molestias. En la introducción se aprecia el tono del esfínter anal. Cuando el examen provoca dolor o en personas tensas es frecuente encontrar un tono aumentado, en cambio, en ancianos o pacientes con lesiones neurológicas, se encuentra disminuido. Una fisura o un hemorroide trombosado pueden generar tanto dolor que el tacto no es posible efectuar. Un absceso perianal puede dar una zona abultada y dolorosa.


Introducido el dedo se aprecia la cavidad de la ampolla rectal, sus paredes y el contenido de deposiciones. En la pared anterior se palpa la próstata en los hombres y el cuello uterino en las mujeres. Es importante fijarse si existe alguna estrechez, dureza o formación en las paredes de la ampolla que sea sugerente del crecimiento de un tumor. En apendicitis aguda el fondo derecho es sensible.

tomado de:manual de semiologia medica y es.dreamtime.com

EXAMEN DEL TÓRAX:










Básicamente consiste en:-Inspección-Palpación-Percusión-Auscultación



INSPECCIÓN:



Se investiga la conformación del tórax, condiciones de la pared torácica y el tipo, amplitud y frecuencia de los movimientos respiratorios.


Técnica:


Paciente sentado o de pie, cómodo, en posición natural, con torso desnudo.



El tórax normal:


Presenta grandes variaciones entre los individuos. Es asimétrico. A simple vista solo pueden visualizarse los últimos espacios intercostales (no visibles en obesidad).





Deformaciones bilaterales:


















1) Tórax Paralítico:(hábito tísico o en espiración permanente): puede ser congénito o adquirido (ej.: tuberculosis crónica avanzada).


2) Tórax enfisematoso:(en tonel o en inspiración permanente): es característico del enfisema pulmonar obstructivo o broncógeno.


3) Tórax cifoscoliótico: La cifoscoliosis puede ser constitucional (cifosis es la curvatura de la columna vertebral de convexidad posterior y escoliosis es la incurvación lateral de la columna) o sintomática (ej.: raquitismo, mal de Pott, osteomalacia).



Deformaciones unilaterales:


1) Abovedamiento: puede ser causado por la presencia de líquido o gas en la pleura y más rara vez por tumores o distensión pulmonar supletoria.


2) Retracción:


Es característico de TBC pulmonar crónica, esclerosis pulmonar, atelectasia pulmonar total, sínfisis pleural y paquipleuritis, actinomicosis y cáncer.



 Pared torácica:


Piel: puedo observar la coloración, presencia de fístulas y cicatrices y lesiones primarias.


1) Atrofias: en ciertos procesos crónicos pulmonares se observa la atrofia del TCS.


2) Circulación Venosa Colateral:


Cuando el retorno de sangre al corazón derecho está obstaculizado por algún proceso intratorácico, las venas pulmonares superficiales (que en sujetos sanos, son apenas visibles) se vuelven tortuosas y dilatadas.


3) Edema: índica generalmente la existencia de un proceso supurativo dentro de la cavidad torácica (generalmente empiema).


-Ginecomastia: raramente por afectaciones pulmonares se observa un aumento en el tamaño de la mama en un hombre.



Movimientos Respiratorios:


-Alteraciones del tipo respiratorio:


1) Exageración: en la mujer, el tipo respiratorio costal superior se exagera cuando la movilidad del diafragma está disminuida o suprimida (aumento de  P intra abdominal, parálisis diafragmática). La exageración del tipo abdominal en el hombre ocurre principalmente en afecciones dolorosas de órganos torácicos, como en pleuresías, fracturas costales y neuralgia intercostal.


-Alteraciones de la frecuencia:


1) Respiración acelerada (taquipnea):


Es uno de los principales signos de disnea. Se produce en diversos procesos del aparato respiratorio, en insuficiencia cardíaca, fiebre, anemia, algunas intoxicaciones exógenas y afecciones del SN (encefalitis, HTcraneal e histeria).


2) Respiración lenta (bradipnea):


Puede ocurrir en estados de colapso, coma urémico y diabético, HT endocraneal y en la agonía.


-Alteraciones en la amplitud:


1) Respiración superficial: disminuye la amplitud. En general se acompaña de taquipnea y se presenta en procesos dolorosos torácicos.


2) Respiración profunda:


Aumenta la amplitud. En general se acompaña de bradipnea. La respiración profunda más típica se conoce como Respiración de Kussmaul (inspiración profunda y ruidosa, seguida de una pausa, a la que sucede una espiración breve y quejumbrosa). Esta respiración es típica en estados de Acidosis (principalmente en coma diabético).


-Retracciones torácicas inspiratorias. Tiraje: Cuando existe un obstáculo que se opone a la penetración de aire y por lo tanto el pulmón no puede expandirse libremente, se produce una depresión de partes blandas (hueco epigástrico, espacios intercostales, fosa supra esternal y fosas supra e infraclaviculares) durante la inspiración, por efecto de la presión atmosférica ejercida sobre la superficie externa del tórax.


1) Bilaterales: si el obstáculo asienta por encima de la bifurcación traqueal (crupdiftérico, tumores de laringe, compresiones de la tráquea, cuerpos extraños, etc.), la retracción inspiratoria será bilateral. A este fenómeno se lo denomina tiraje. Las retracciones bilaterales también pueden ocurrir en las estenosis generalizadas de pequeños bronquios y en lesiones difusas del parénquima pulmonar (asma bronquial, bronquitis capilar, bronconeumonía, TBC miliar).


2) Unilaterales: se producen cuando existe una estenosis en el bronquio principal del pulmón correspondiente (puede ser producida por tumores, cuerpos extraños, exudados bronquiales, etc.).


3) Localizadas: consecuencia de causas puramente locales como la obliteración de los pequeños bronquios o las condensaciones pulmonares.



PALPACIÓN:








Verificar y completar los hallazgos de la inspección y examinar la sensibilidad y resistencias torácicas y de las vibraciones o estremecimientos torácicos.


Técnica general:


Paciente preferentemente sentado o de pie, tórax descubierto, musculatura relajada y manos del examinador a adecuada temperatura.



Partes blandas


-Atrofia de la piel y tejido celular subcutáneo: Se puede ver precozmente en procesos pulmonares. Se evalúa tomando entre el pulgar y el índice un pliegue de la piel en regiones simétricas.


-Edema: Se encuentra generalmente en caso de compresión de gruesos troncos venosos.


-Enfisema subcutáneo: La palpación suave con el pulpejo de los dedos da una sensación de crepitación como si se rompieran pequeños alvéolos de paredes secas y friables llenos de aire. El enfisema subcutáneo indica la presencia de gas en el TCS y se observa en caso de neumotórax, enfisema mediastínico espontáneo (Síndrome de Hamman) o en el enfisema secundario a traumatismos, perforaciones de la tráquea, bronquios y esófago


-Ganglios: Las tumefacciones ganglionares, especialmente supraclaviculares y axilares, pueden encontrarse en linfomas y también en la evolución del carcinoma broncopulmonar. En otras neoplasias viscerales, especialmente en el carcinoma gástrico, suele encontrarse un ganglio único, duro e indoloro, y a veces un grupo ganglionar situado en la región supraclavicular izquierda, detrás de un ángulo formado por la clavícula y el haz clavicular del esternocleidomastoideo (ganglio de Troisier). En el carcinoma de mama puede ocurrir lo mismo, en la región axilar.


-Contracturas y atrofias musculare: Se palpan con el pulpejo de los dedos las masas musculares y se evalúa la resistencia opuesta al dedo. Son acentuadas en casos de inflamación aguda. En las pleuresías puede observarse el signo de Ramona, que consiste en la contractura de los músculos de los canales vertebrales. En tumores malignos, las contracturas son muy acentuadas y a veces extensas. Después de un período prolongado de contractura, suceden la hipotonía y la atrofia.



Sensibilidad Torácica: Se evalúa con la palpación, en condiciones normales, la palpación del tórax no despierta dolor.



Resistencia torácica: El tórax normal presenta cierto grado de resistencia a la depresión manual variable con la edad (el tórax de los niños es más depresible que el de los ancianos).Para apreciar la resistencia torácica se comprimen las diferentes porciones del tórax con ambas manos. El aumento bilateral de la resistencia es muy acentuado en caso de enfisema pulmonar y de raquitismo después de la curación. El aumento unilateral de la resistencia se encuentra a menudo en los derrames pleurales abundantes, grandes tumores y condensaciones extensas del pulmón. La disminución de la resistencia se produce sólo en procesos de la caja torácica: raquitismo y osteomalacia



 Expansión torácica: Se investiga en los vértices, bases y en regiones infraclaviculares. Se realiza la maniobra de aproximación y alejamiento de los pulgares.


-Alteraciones de la expansión torácica:


1) Bilaterales: el aumento se produce e casos en que el tipo respiratorio se haga puramente costal por causa de procesos abdominales que dificultan los movimientos del diafragma. La causa más frecuente de disminución bilateral es el enfisema pulmonar (también puede observarse en las lesiones pleuropulmonares como esclerodermia y en procesos dolorosos torácicos).


2) Unilaterales: la disminución de la expansión de un lado del tórax se observa en lesiones pleuropulmonares unilaterales agudas o crónicas extendidas (TBC, esclerosis pulmonar, tumores, neumonías, atelectasia pulmonar y colecciones líquidas o gaseosas de la pleura).


3) Localizadas: la disminución de la expansión torácica, limitada a una región del tórax, se produce en procesos pleuropulmonares localizados. Los derrames no muy abundantes que ocupan la parte declive de la cavidad pleural, reducen la expansión de la parte baja del tórax.



Vibraciones torácicas:


La técnica se realiza aplicando la mano sobre el tórax mientras el paciente pronuncia en voz alta “treinta y tres” para obtener variaciones de gran amplitud. La palpación se efectúa colocando suavemente la palma de la mano sin presionar, explorando de arriba hacia abajo, las superficies posterior, anterior y lateral sucesivamente y comparando las regiones simétricas.


-Vibraciones normales:


La intensidad de las vibraciones vocales está en relación directa con la intensidad y en relación inversa con la tonalidad de la voz. Las vibraciones son ligeramente más fuertes en el lado derecho, debido al mayor calibre del bronquio derecha (se manifiesta más en el vértice).


PERCUSIÓN:







Aquí se aprecian las variaciones de sonoridad dependientes del estado físico del contenido torácico. Permite además, determinar la posición de los contornos de los órganos y fijar los límites entre las posiciones normales y las alteradas.



Técnica:


El paciente puede estar sentado, de pie o acostado, en actitud cómoda. El tórax debe estar descubierto y la musculatura en la mayor relajación posible, Metódicamente, la percusión se realiza de arriba hacia abajo, comenzando por la región posterior, siguiendo por la anterior y terminando por las laterales.



Sonoridad pulmonar normal.


 En la parte anterior del tórax el máximo de sonoridad se encuentra en el primero y el segundo espacio, debido a la anchura de éstos y a la delgadez relativa de los músculos torácicos de esta región. En la mujer, la presencia de la glándula mamaria, a partir del segundo espacio hacia abajo, el sonido es menos intenso y de tonalidad más elevada. En el lado derecho, desde el cuarto espacio intercostal, por la presencia del hígado, el sonido se hace menos claro, submate, hasta llegar a ser completamente mate en el sitio en el que el hígado está en contacto con la pared torácica, sin interposición del pulmón (matidez absoluta).En el lado izquierdo, por la presencia del corazón, el sonido es menos claro desde la tercera costilla y se hace completamente mate en la región descubierta del corazón. En la proximidad a la cámara gaseosa gástrica, se produce un sonido timpanito (espacio semilunar de Traube).


Las clavículas dan sonido menos claro, sobre todo en su porción externa. En manubrio y cuerpo del esternón se observa un sonido claro mientras que en el apéndice un sonido mate por la contigüidad del hígado. En la parte posterior, la sonoridad en general es menor que en la parte anterior. En las regiones supra escapular y escapular la sonoridad es menos intenso debido al grosor de las masas musculares. La sonoridad es algo mayor en la región escapulovertebral. Las regiones infra escapulares dan un sonido claro e intenso hasta el undécimo espacio. En las partes laterales, el sonido es generalmente es más intenso que en la parte posterior. La columna vertebral es sonora desde la séptima vértebra cervical hasta la undécima vértebra dorsal, por arriba y debajo de estos límites, la percusión produce un sonido mate. Las personas con tórax rígido dan un sonido de percusión menos intenso y de tono más alto que aquellas con paredes elásticas. La rigidez de la pared torácica hace que la penetración de golpe de percusión sea menor. E la escoliosis, la porción correspondiente a la convexidad da un sonido de percusión menos intenso y de tono más elevado (submatidez).El grosor de las partes blandas también influye en la sonoridad. El tórax infantil da un sonido de percusión intenso y resonante por la gran capacidad vibratoria de sus paredes. Por último, el sonido presenta variaciones en las diferentes fases respiratorias: en la inspiración profunda el sonido es menos intenso y más agudo que en la espiración forzada.



Matidez y Submatidez.


El sonido mate se obtiene cuando el pulmón subyacente se trasforma en un medio denso y privado de aire y cuando se interpone entre el pulmón y la pared del tórax un medio líquido o sólido. El sonido submate se produce toda vez que existe una porción anormalmente exagerada de elemento sólido o líquido en relación con el contenido aéreo del pulmón, es decir, siempre que la densidad del parénquima aumente son que llegue a estar completamente privado de aire. C) Timpanismo.


Se presenta en neumotórax, cavidades pulmonares y relajación del parénquima pulmonar.



AUSCULTACIÓN








 Se obtienen datos sobre el estado del parénquima pulmonar y las pleuras.



Técnica:


Se realiza con el estetoscopio biauricular (auscultación mediata), en un ambiente silencioso, con el enfermo totalmente relajado, respirando tranquilo.



Respiración laringotraqueal


Es producida por las turbulencias generadas por el pasaje del aire a través de la vía aérea alta. Audible en la inspiración y en la espiración, separadas ambas fases por una leve pausa. Es fácil de reconocer colocando el estetoscopio sobre la tráquea en la cara anterior del cuello. También se lo percibe en el dorso de la columna cervical. Normalmente no se ausculta sobre los pulmones.



 Murmullo vesicular. Se lo percibe en todas las partes en que el pulmón normal está en contacto con la pared torácica. Es el resultado de la suma de los ruidos elementales producidos por el aire al ser aspirado por millones de alvéolos que se distienden bruscamente en lainspiración. Es suave, tonalidad baja, predomina en la inspiración (3:1 / 4:1). Se lo ausculta con máxima pureza sobre la cara anterior en los dos primeros espacios intercostales, en las regiones infra escapulares y axilares.



Respiración bronca vesicular.


Representa la superposición del murmullo vesicular y la respiración laringotraqueal. Se lo ausculta en la región infra escapular derecha, sobre el manubrio esternal y las articulaciones esterno claviculares y en la región interescapular, en especial del lado derecho.



Hallazgos anormales.


Alteraciones cuantitativas del murmullo vesicular.


1) Aumento: se da por ejemplo en caso de hiperventilación (ejercicio, acidosis metabólica – respiración de Kussamaul).


2) Disminución o Abolición: puede deberse a alteraciones en la producción (si la entrada de aire en los alvéolos se encuentra disminuida), como pasa por ejemplo en el enfisema pulmonar o en la atelectasia por obstrucción de la luz bronquial. También puede deberse a alteraciones en la transmisión, como pasa en la obesidad (por interposición del canalículo adiposo) y los grandes derrames o el neumotórax.


- Reemplazo del murmullo vesicular por otros ruidos respiratorios.


1) Soplos o respiración laringotraqueal:


En determinadas circunstancia puede percibirse sobre en parénquima pulmonar. Para que esto suceda deben desaciertas condiciones (la condensación debe alcanzar la superficie pulmonar, debe tener cierto volumen y la vía aérea debe estar permeable) que faciliten la conducción del ruido originado en el interior de los tubos aéreos. El ejemplo característico es la neumonía en la cual la ocupación alveolar por secreciones torna al tejido más compacto y por lo tanto más apto para transmitir al sonido.


2) Soplo pleural: originado por el pulmón colapsado debido a un derrame pleural.


3) Soplo cavernoso o cavitario y anfórico


- Ruidos Agregados.


No se auscultan en condiciones fisiológicas y son expresión de patología de las diferentes estructuras del pulmón o de las pleuras.


1) Sibilancias y roncus: son sonidos musicales continuos, asociados con obstrucción bronquial en deferentes niveles por secreciones espesas, espasmo de la musculatura bronquial o edema de la mucosa. Son característicos del asma y bronquitis crónica. Los de tono más alto indican mayor obstrucción. Se auscultan predominantemente en espiración pero pueden oírse en ambas fases respiratorias. Las vigilancias polifónicas son típicas del asma bronquial. La sibilancia monofónica puede indicar obstrucción parcial de un bronquio por un tumor o un cuerpo extraño. Los de tonalidad más baja o grave se denominan roncus.


2) Estertores: son sobre todo inspiratorios y se deben a la presencia de secreciones en los bronquios o al colapso y apertura alveolar. Los originados en bronquios de diferentes tamaños ocupados por secreciones (típicos de bronquitis) se conocen como estertores húmedos. Éstos, se auscultan en ambas fases y se modifican o movilizan con la tos. Los estertores originados en los alvéolos, que se auscultan como una lluvia de finas capitaciones homogéneas al final de la inspiración se denominan estertores crepitantes y no se modifican con la tos. Son característicos de la neumonía en etapa inicial y en etapa de resolución, insuficiencia cardíaca y patología intersticial.



Auscultación de la voz.


En condiciones normales la voz se ausculta sin que puedan ser distinguidas las vocales, las consonantes ni la articulación de la palabra.



Abolición o disminución.


Se produce cuando existe algún obstáculo a la propagación de las vibraciones desde la laringe hasta la pared del tórax. Se comprueba en atelectasias, enfisema pulmonar, neumotórax y derrames pleurales. También una pared torácica muy gruesa (obesidad) puede disminuir la auscultación de la voz


Variaciones patológicas


.1) Broncofonía: aumenta la resonancia de la voz, sin mayor nitidez.


2) Pectoriloquia: la voz se oye clara y fuerte y se percibe la articulación de apalabra.


3) Pectoriloquia áfona: la voz se oye clara y fuerte pero cuando el paciente dice “treinta y tres” con vos cuchichiada (en condiciones normales el fenómeno ocurre auscultando sobre las vértebras cervicales inferiores).


4) Egofonía: la voz tiene un carácter tembloroso.




tomado de: inciclopedia medica,
slideshare,dr. liriano y mediline plus









Examen del tórax:
Paciente masculino A. V. de 12 años de edad, que viene al Hospital Dr. Arturo Grullón por presentar antecedentes quirúrgicos de extirpación del testículo izquierdo.
El tórax: Se observa simétrico, sin anomalía en la piel y órganos blando, en la auscultación,  presenta una inspiración normal de ambos pulmones, y en la espiración se observo normal.
En el corazón: Los focos mitrales se escucharon mejor, posee ruidos normales, y  no presenta anomalía.